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¿LIBERTAD CREATIVA O CONTENIDO OFENSIVO?

| 13 de enero de 2016

Hoy en día, nadie puede negar el éxito de series como Juego de Tronos y de videojuegos como Grand Theft Auto. Ambos productos no son solo moralmente incorrectos, sino que reflejan lo peor de la raza humana. Así que, ¿por qué su éxito?

Vivimos en la era de Internet. Cualquier nimiedad que un usuario cualquiera suba puede convertirse en el próximo fenómeno mundial. Esto ha generado que dibujos o vídeos graciosos de usuarios de Internet les haya propiciado una especie de salto a la fama. Sin embargo, siempre está el otro lado de la moneda. Seguramente muchos días veáis en Internet una noticia viral relacionada con: algo ridículo que ha hecho alguna eminencia en una rueda de prensa, una reciente polémica que ha habido con el nuevo videojuego, película o serie de turno... y es que parece ser que, en esta sociedad en la que vivimos en el siglo XXI, donde prima la democracia y los buenos valores, sentimos una especie de atracción hacia las temas oscuros, que son moralmente incorrectos o incluso ilegales.

Las polémicas son, con la globalización, el pan de cada día. Juego de Tronos, la famosa serie de televisión de la productora HBO, puede enorgullecerse de ser la serie que más premios Emmys ha ganado en toda la historia. Sin embargo, ¿qué tenemos en la serie que la haga tan famosa? No sólo una gran cantidad de asesinatos, sino que estos están perpetrados de la forma más cruel y retorcida posible, con escenas grotescas que han causado más de una polémica. Pero esto gusta al público, vemos como muchos defienden que esta serie es muy “adulta” porque enseña que la vida no es blanco o negro, sino que es gris. Más bien, Juego de Tronos es algo parecido a esas películas de gore o terror a base de sustos. No son más adultas por mayor cantidad de sustos o miembros mutilados que aparezcan, eso es dar a tu película violencia o sustos de forma gratuita, sin ninguna lógica argumental, solo para impactar al espectador y hacerle creer que esta viendo algo serio de adultos.

Pero más estúpido es el público por creerse alguien maduro al ver ese tipo de contenido. La saga de videojuegos Grand Theft Auto es famosa por generar polémica con cada entrega nueva de la franquicia. Tenemos la premisa de una ciudad de Estados Unidos (en el caso de la última entrega, una versión cambiada de Los Ángeles, llamada Los Santos) totalmente libre para recorrerla y hacer... ¿qué exactamente? Coger un coche y atropellar personas, robar bancos, pegar a transeúntes que sólo querían que a su perrito les diese un poco el aire... Pero, en este caso, no es como Juego de Tronos. Hay un protagonista del videojuego que es dueño de un prostíbulo, sí, pero, en realidad, tiene explicación. La psicología de ese personaje y el resto de los protagonistas está muy bien tratada. Es cierto, la historia y sus contenidos son duros, pero aquí ya hablamos de contenido adulto, no por lo visual, sino porque sólo una persona adulta y madura es capaz de entender las razones de por qué sucede lo que esta viendo y, ante todo, saber que es un juego.

Sin embargo, si supuestamente este juego es, en realidad, una versión satírica de la sociedad estadounidense, ¿por qué se piensa que es un juego puramente inmoral donde únicamente puedes cometer barbaridades? La verdad es, que la mayor parte de los jugadores de este videojuego, únicamente cometen barbaridades. Es como si hubiese un fuerte deseo por probar a hacer en los medios actuales lo que en la vida real no puedes. 

Algo que no se puede negar es que los productos con un contenido cuestionable siempre se aseguran la fama, ya sea por polémica o por la supuesta calidad del contenido. Esto ha degenerado en series, videojuegos, películas... con un humor negro extremo, con violencia y asesinatos gratuitos, contenido de carácter sexual innecesario... Es como si en una película de acción sales pensando: “Ha habido tantas escenas de acción tan poco coherentes que estoy sobresaturado”. Las productoras tienen que saber diferenciar entre poner un tipo de contenido (ya sea violento, humor negro...) y abusar de este de forma desmesurada.

Por el otro lado, la sociedad, principalmente los menores, tendrían que dejar de visualizar este tipo de contenido simplemente para sentirse adultos o para poder pregonar de su madurez de haber visto o hecho algo (en el caso de un videojuego) que no deberían haber visto o hecho. Hemos llegado a un punto en el que las restricciones de edad están para adornar, un punto donde los padres compran a sus hijos sin saber en qué están gastando su dinero. Hay que cambiar esta visión del mundo, o si no las generaciones del mañana estarán pobladas de jóvenes que sabrán más de cosas como el sexo que de su propia lengua.